La serie “AMIA” imagina desde la ficción lo que Argentina no pudo esclarecer. Disponible en Flow y emitida desde el 18 de julio por Telefe los viernes a las 23:15 horas

La serie “AMIA”, una producción israelí centrada en el atentado contra la mutual judía en Buenos Aires, propone una audaz ficción política desde la mirada de una periodista local y un agente del Mossad en rebeldía. Un thriller oscuro que cuestiona el rol de los servicios secretos, la prensa y la maquinaria del encubrimiento.

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“AMIA”, la serie israelí que reabre el atentado con una periodista, un espía rebelde y un aparato corrupto

Centrada en el atentado a la AMIA y construida a partir de elementos reales de la investigación, la serie israelí reinterpreta uno de los hechos más conmocionantes de la historia argentina desde una mirada audaz y sin precedentes. La ficción elige contar el caso a través de tres personajes atrapados en redes distintas pero entrelazadas: una periodista tenaz, un agente del Mossad que actúa por fuera de las órdenes oficiales, y un operador de la SIDE que utiliza la investigación para escalar posiciones mediante el soborno, la extorsión y la manipulación.

El resultado es un thriller político denso y vertiginoso, donde el atentado no es solo el disparador narrativo, sino la punta del iceberg de un entramado global de espionaje, encubrimiento y manipulación mediática. Producida por Keshet International, la serie se inscribe en una tradición de ficciones que abordan conflictos históricos desde el género, como Fauda o Occupied, pero con una sensibilidad crítica hacia los sistemas de poder latinoamericanos.

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La periodista como hilo ético en un mundo de sombras

Uno de los grandes aciertos de “AMIA” es convertir a una periodista argentina —inspirada libremente en profesionales que cubrieron el caso desde sus inicios— en la columna vertebral de la investigación. Lejos de ser una heroína sin fisuras, su personaje está atravesado por tensiones personales, dilemas éticos y presiones profesionales y familiares. Pero su búsqueda persistente de la verdad funciona como contrapunto a la corrupción que la rodea.

A través de ella, la serie expone el rol fundamental que tuvo la prensa en los años posteriores al atentado: desde los primeros informes que denunciaron irregularidades hasta la cobertura de las maniobras de encubrimiento. “AMIA” no romantiza el periodismo, pero sí lo muestra como uno de los pocos espacios donde la verdad podía —y puede— abrirse paso, aunque sea parcialmente.

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El Mossad y la mirada internacional: un espía en disidencia

El otro protagonista es un agente del Mossad que, por razones personales y profesionales, decide actuar por fuera de la estructura oficial de inteligencia israelí. Su presencia introduce el componente geopolítico en la trama: Irán, Hezbollah, las operaciones en América Latina y los acuerdos diplomáticos que silencian verdades incómodas.

Este espía en rebeldía funciona como nexo entre la dimensión local del atentado y su proyección global. Su investigación clandestina —y a menudo violenta— lo enfrenta tanto a sus antiguos jefes como a los agentes argentinos, y lo convierte en una figura ambigua, donde la ética se confunde con la obsesión. La serie lo construye como un personaje cargado de contradicciones: humano, eficaz, pero peligroso.

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La SIDE como maquinaria de encubrimiento

Uno de los retratos más contundentes de la serie es el del agente de la SIDE, figura central del aparato estatal argentino. Lejos de actuar movido por convicciones, su accionar está guiado por el oportunismo: manipula, compra silencios, fabrica pistas y negocia con todos los bandos según su conveniencia. Su ascenso dentro de la jerarquía estatal depende directamente de cuánto puede controlar o desviar la verdad.

Este personaje permite a la serie poner el foco en el rol de los servicios de inteligencia argentinos en el encubrimiento: no como actores secundarios, sino como arquitectos de la impunidad. La ficción deja claro que la verdad sobre el atentado no fue enterrada por falta de pruebas, sino por decisión política y estratégica de los organismos del Estado.

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Una ficción sin tribunales: el juicio es ético y político

En la serie, toda la acción se desarrolla en las redacciones, los pasillos del espionaje, las calles de Buenos Aires y los contactos diplomáticos en las sombras.

Este desplazamiento narrativo es intencional: la serie no intenta reponer el expediente judicial, sino interpelar al espectador desde el drama humano y político. ¿Qué verdad es posible en un país donde los servicios secretos negocian con muertos? ¿Qué justicia puede nacer de pactos entre gobiernos, medios y agentes encubiertos?

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Un thriller político que incomoda e ilumina

“AMIA” no pretende reconstruir la verdad judicial, sino interrogarla desde la ficción. Con datos reales como cimiento, la serie plantea una lectura crítica sobre el silencio, el encubrimiento y la geopolítica que aún rodean al mayor atentado terrorista en la historia argentina.

“AMIA” es una serie intensa, sombría y sin respuestas fáciles. Su mayor virtud es no caer en el didactismo ni en el homenaje vacío: plantea preguntas, expone mecanismos y obliga a revisar lo que creemos saber sobre el atentado más cruento de la Argentina democrática.

Con actuaciones sólidas, una puesta en escena que equilibra realismo con tensión dramática, y un guion afilado que nunca pierde el ritmo, la ficción se convierte en un aporte relevante no solo para la memoria, sino para el presente. Porque la impunidad —como bien sugiere la serie— no es solo pasado, sino estructura.

 

 

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La serie “AMIA” imagina desde la ficción lo que Argentina no pudo esclarecer. Disponible en Flow y emitida desde el 18 de julio por Telefe los viernes a las 23:15 horas

Leila Rivera
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La serie “AMIA”, una producción israelí centrada en el atentado contra la mutual judía en Buenos Aires, propone una audaz ficción política desde la mirada de una periodista local y un agente del Mossad en rebeldía. Un thriller oscuro que cuestiona el rol de los servicios secretos, la prensa y la maquinaria del encubrimiento.