“Travesuras de una niña mala”: del papel a la pantalla, un amor tan eterno como imposible

Una historia que desafía los límites del amor, la libertad y la identidad a través de la mirada magistral de Mario Vargas Llosa, ahora reimaginada en la miniserie de ViX. ¿Es posible capturar la complejidad de un clásico literario en un formato audiovisual?

Cultura20 de abril de 2025 Leila Rivera

La novela: una obra maestra de amor y obsesión

Publicada en 2006, Travesuras de una niña mala marca un giro fascinante en la narrativa de Mario Vargas Llosa. A diferencia de su estilo habitual, más ligado a lo político y lo histórico, aquí nos entrega una historia íntima, profundamente humana y universal: la historia de Ricardo Somocurcio, un traductor peruano que se enamora perdidamente de una mujer que jamás podrá poseer del todo.

Vargas Llosa se permite aquí un tono más lúdico y nostálgico, pero sin abandonar del todo su capacidad para insertar los grandes hechos del siglo XX (como la Revolución Cubana, el mayo del 68 en París, o el terrorismo en Perú) como telón de fondo del drama personal.

Además, se puede señalar que la novela está escrita en una ++, con un narrador que evita adornos excesivos. Esto potencia el relato y hace que el foco esté siempre sobre los personajes y sus contradicciones. El estilo directo, sin ser plano, subraya la ironía constante que pesa sobre Ricardo, cuyo romanticismo casi infantil se ve ridiculizado por la crudeza y el pragmatismo de la mujer que ama.

 Travesuras 3

El título: "la niña mala" como símbolo

El título Travesuras de la niña mala encierra más de lo que aparenta. En primer lugar, juega con una ironía: lo que Ricardo llama “travesuras” son en realidad actos de manipulación emocional, abandono, traición o indiferencia por parte de la mujer que ama, y que adopta múltiples identidades a lo largo del relato. Pero esa fórmula infantiliza su figura a propósito, como si el narrador, cegado por el amor, no pudiera concebirla como una mujer cruel o egoísta, sino como una traviesa que escapa al orden. En muchos sentidos, encarna lo que Ricardo no puede comprender, pero tampoco dejar de amar.

El uso de “travesuras” minimiza, en apariencia, la gravedad de sus actos: matrimonios por interés, desapariciones sin aviso, chantajes emocionales. Sin embargo, esa minimización revela la mirada indulgente del narrador, lo que nos habla más de él que de ella. En ese juego está una de las claves del texto: el amor idealizado muchas veces se construye sobre la negación de la verdad del otro.

En suma, la novela es una indagación en la naturaleza del amor no correspondido, el masoquismo emocional y la imposibilidad de atrapar lo que uno más desea. Y en ese sentido, “la niña mala” es menos un personaje que una idea: la encarnación del amor como ficción, como promesa incumplida, como travesura cruel del destino.

Travesuras 1 

La miniserie de ViX: ¿fidelidad o reinterpretación? Disponible en Flow (On demand)

La adaptación televisiva, estrenada en 2022 por la plataforma ViX+ y protagonizada por Macarena Achaga y Juan Pablo Di Pace, propone una versión visualmente atractiva y emocionalmente intensa de la novela. Si bien respeta la esencia del texto, toma libertades necesarias para hacerla accesible a nuevas generaciones y a un público más amplio.

Uno de los grandes logros de la serie es la ambientación: desde los vibrantes años 60 hasta los cambios sociopolíticos de Europa y América Latina, la serie logra capturar la atmósfera de época con notable precisión. La fotografía y el diseño de producción elevan la experiencia visual, y la dirección, a cargo de Alejandro Bazzano y Pavel Vázquez, apuesta por el ritmo pausado y melancólico, fiel al espíritu nostálgico de la obra.

 Sin embargo, como toda adaptación, enfrenta el reto de condensar en pocos episodios una historia profundamente literaria. La voz interna de Ricardo, tan crucial en la novela, se traduce en la serie a través de silencios, miradas y narración en off, con resultados desiguales.

¿Qué se gana y qué se pierde al adaptar una obra literaria tan introspectiva?

Mientras que la novela se apoya en la evolución emocional de Ricardo —su idealismo, su resignación, su devoción casi masoquista—, la serie enfatiza más el dramatismo externo de los eventos. Se pierden matices, pero se gana dinamismo. Lo que en el libro es reflexión, en la serie es tensión.

 

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